martes, 28 de junio de 2011

De veranos y crisis

El verano ha llegado y ante nosotros se han abierto un montón de posibilidades gastronómicas que harán las delicias de nuestros paladares y estómagos. Frutas y verduras nos muestran su colorido en los mercados mientras que las carnes y los pescados empiezan a conjugarse con otros matices salpicados del sabor de la brasa de las barbacoas tan propias del estío.

Las cocinas burgalesas se han llenado de las mejores cerezas, de Caderechas, las mejores lechugas, de Medina, y de todos los productos que da esta tierra en verano. Releyendo el libro “Cocina Burgalesa Actual” he reafirmado mi posición sobre lo rica que es la despensa burgalesa. Pero tan importante como la cocina lo son las manos que trabajan esos productos y los elevan a la máxima expresión Esas manos pueden ser profesionales o aficionadas…Y por manos profesionales no entiendo sólo las de quienes trabajan en la cocina de un restaurante ¿o sí?. ¿Cómo denominaríamos a las mujeres y los hombres que cocinan de continuo en su casa? Yo, desde luego, también los denomino profesionales de la cocina… y de la banca por saber conjugar los productos de manera precisa ya que siempre nos acordamos de las cocinas de las madres y de las abuelas con mucho cariño, en los buenos y en los malos momentos y no llevar a la bancarrota a la economía de su hogar.

De la misma forma, ahora que pasamos por momentos difíciles, los profesionales de la restauración deben saber unir los mejores productos sin llevar a la bancarrota su trabajo, ni su posición. Hay que adaptarse a los tiempos que corren y dar bien de comer, que no echar de comer, a un precio justo.

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