viernes, 30 de abril de 2010

Semana agriculce

Permítanme que esta semana la considere agridulce en lo que se refiere a noticias gastronómicas. Empezamos conociendo que mi admirado Ferrà Adrià, su restaurante, ya no es el número uno en la lista internacional elaborada por la revista "Restaurant". Tengo la ligera sensación de que se debe al anunciado cierre de El Bulli realizado hace unos meses. Me da pena que Ferrà ya no se sitúe como número uno aunque mantiene un meritorio segundo lugar. En esa misma lista ha escalado posiciones Biko, de Bruno Oteiza y Mikel Alonso en México, demostrando, un año más, que la gastronomía de origen español mantiene su buena salud.
Pero si ha habido una muy buena noticia esta semana ha sido la celebración, en Aranda de Duero, del Congreso Internacional Fine Wine que ha supuetso la concentración de los mayores expertos en enología alrededor de una denominación de origen, Ribera del Duero, que se afianza en los mercados internacionales. Además, ayer conocimos la calificación de la cosecha de 2009, Excelente, como muchas de las cosas que se hacen en Ribera del Duero. Mi enhorabuena.

miércoles, 14 de abril de 2010

De cómo una comida agradable se puede estropear

En los últimos meses mis viajes se han reducido y, por tanto, mis posibilidades de comer o cenar fuera de casa. El domingo fue el día elegido para celebrar una reunión familiar fuera de Burgos, el restaurante elegido una Trattoria. La cita era de lo más agradable, comer en una terraza con muy buena compañía y mejor temperatura. Pero, poco a poco, lo que empezó de forma agradable se fue torciendo, la lentitud a la hora de servir los platos desbarató mi apetito. En el restaurante no había mucha gente por lo que la lentitud se hacía más incomprensible. Al final, lo que me alegró el día fue el postre.
En todas las entrevistas que he realizado para la revista Siburita, los grandes chefs han asegurado que para tener una comida o cena agradables, no sólo basta con que los platos, el vino y el local sean de calidad, sino que también el servicio tiene que estar a la altura de lo que esperan los comensales. En la experiencia que viví yo, el servicio es lo que falló, mientras que la comida, el ambiente y la compañía estuvieron a la altura de lo que yo esperaba. El fallo cometido en esta Trattoria, me va a impedir volver a él.
La crisis económica nos está afectando a todos y es, en estos momentos, cuando hay que "echar el resto" para conseguir clientes y satisfacerlos. El más leve fallo va a impedir que el cliente vuelva porque, precisamente, los clientes, cada día somos más exigentes.