jueves, 22 de julio de 2010

Somos lo que comemos

Hago mía esta frase que aparece en el estudio "Dime cómo lees y te diré cómo te alimentas". Este estudio explica que los ciudadanos de Castilla y León, el 56%, consultamos la información nutricional de los alimentos que compramos. Somos conscientes de la importancia de la información que aparece en los alimentos, al menos eso piensa el 92% de los encuestados, aunque el 47% de los consultados tiene dificultades para interpretar la información nutricional. Esta última afirmación me ha hecho reflexionar. Tal vez las dificultades que encuentra ese 47% de la población de la Comunidad se debe a los términos técnicos que se incluyen en el etiquetado; son palabras en clave que muchos ciudadanos no puden descifrar. Se podrían utilizar expresiones más comunes como "aumenta el colesterol", "no apto para diabéticos" o "sube la tensión" que son frases que, tarde o temprano, utilizamos en nuestras conversaciones particulares, sobre todo, si hemos tenido que ir al médico.
Sé que hay restaurantes en los que ya se hacen menús especiales para diabéticos o celíacos y, desde este humilde blog, invito a los establecimientos de restauración a que incluyan en sus cartas qué platos son los idéoneos si se tiene la tensión alta o baja, el colesterol por las nubes o tenemos que cuidar los triglicéridos.
Lógicamente también tiene que haber una labor de responsabilidad por parte de los consumidores; hemos d eocmer aquello que nos conviene y dejar los caprichos a la supervisión médica.

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