miércoles, 28 de octubre de 2009

Felicitaciones y 22º C

Sirvan estas líneas para felicitar al cocinero del restaurante La Galería de Quintanadueñas, José Ignacio Rojo, que se ha ganado ser considerado el mejor cocinero de Castilla y León. Sí, ha ganado este reconocimiento y se ha impuesto a otros cocineros de la Comunidad Autónoma y es que tenemos que empezar a valorar que la gastronomía que se realiza en Burgos es tan buena como la de cualquier otro lugar. Espero y deseo que este galardón sirva para que otros cocineros que ya están trabajando, y los futuros que se esconden detrás de los fogones de la Escuela de Hostelería, aprendan con el ejemplo. El restaurante La Fundición de Miranda de Ebro también es merecedor de felicitaciones; su cocinero ha sido seleccionado para participar en el Concurso Nacional de Pinchos de Valladolid. Para finalizar con el capítulo de felicitaciones hay que ir hasta la Ribera del Duero ya que Aranda se ha traído buen sabor de boca de su viaje a la XXXII Feria Gastronómica de La Sologne.

¡Ay, cuánta calidad hay en nuestros fogones!. Pero en la gastronomía no sólo hay que hablar de buena calidad en el plato, sino de buena calidad en los vinos que se nos ofrecen, en la cubertería, la mantelería y, sobre todo, en el servicio. Imagino que los comensales que siguen este blog no piden, o pedimos, que se nos reciba con una alfombra roja cuando vamos a determinados locales, pero sí que el trato esté a la altura de lo que vamos a pagar y que, por favor, la temperatura sea adecuada para no dar inicio a un striptease o para obligarnos a comer con el abrigo puesto. Burgos tiene una climatología que no voy a descubrir ahora, pero me gustaría no coger la gripe tanto en invierno como en verano cuando como fuera de casa. Ahí queda la sugerencia.

En esta época en la que llenar los comedores es difícil, hay que mimar, de inicio, al comensal. Hay que hacer la pelota. Hacer sentir al cliente que no sólo va a comer sino a vivir una experiencia (esto me lo explicó Andoni Luis Adúriz) que va más allá de digerir carnes, pescados o cremas. En la buena mesa no sólo hay que contar con que la comida sea buena, sino también con que el trato sea el idóneo, ni frío, ni demasiado condescendiente y que todo lo que rodea a la experiencia gastronómica, sea inmejorable. Lo único que no depende de los restaurantes es el acierto que tengamos a la hora de elegir la compañía. Sólo depende de nosotros.

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